Una buena asistencia no sólo depende de los conocimientos y competencias profesionales, sino también de la actitud personal del cuidador y de su capacidad para establecer una relación individual y constructiva con la persona necesitada de cuidados. Un requisito importante para ello es ser consciente de la diversidad de la existencia humana.
La orientación sexual o la identidad de género de una persona es una parte importante de su identidad e influye no sólo en su comportamiento sexual o en la imagen que tiene de sí misma, sino también en otros ámbitos de su vida. Por tanto, es importante que la atención tenga en cuenta estos aspectos y aborde las necesidades especiales de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales. Al igual que ocurre con las personas de origen inmigrante, las influencias culturales y religiosas deben tenerse en cuenta en la asistencia. La discriminación sufrida o temida puede hacer que las personas LGBTI se retiren de los centros o no los visiten en absoluto, lo que puede tener graves consecuencias si es necesario un tratamiento médico.
Nuestro objetivo es crear una plataforma que ayude a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y personas con otras identidades de género a encontrar de forma sencilla y gratuita los servicios de apoyo y los contactos adecuados en relación con los cuidados LGBTIQ+. Sirve para poner en red a personas necesitadas de cuidados, cuidadores, cuidadoras, familiares cuidadores y la familia de elección.
Magnus Hirschfeld fue el primer investigador que investigó científicamente la homosexualidad. En 1919 fundó en Berlín el singular Instituto de Ciencias Sexuales. Hirschfeld realizó investigaciones, ofreció asesoramiento sexual y luchó contra el artículo 175 del Código Penal alemán, que consideraba injusto e inhumano. A diferencia de sus contemporáneos, consideraba la homosexualidad como el efecto de una "constitución sexual (...) totalmente sin causa" y no como la expresión de un estilo de vida vicioso. Hirschfeld no creía en la bisexualidad de los seres humanos, sino en la existencia de estadios intermedios entre el sexo femenino y el masculino. Estaba convencido de que las personas podían tener características de ambos sexos. Como pionero de la medicina, en 1930 realizó en su instituto la primera operación de reasignación de sexo del mundo a la danesa Lili Elbe, nacida Einar Wegener y fenotípicamente masculina.
En la década de 1950 seguían vigentes los antiguos roles de género y se despreciaban los estilos de vida no heterosexuales; la discriminación y el rechazo seguían estando a la orden del día. El párrafo 175 del Código Penal, que penalizaba los actos homosexuales entre hombres, siguió vigente en ambos estados alemanes en la forma endurecida por los nacionalsocialistas. Mientras que la RDA suavizó el párrafo en 1957 y lo abolió por completo en 1968, en Alemania Occidental permaneció en vigor sin cambios hasta 1969. En total, se iniciaron investigaciones contra unos 100.000 hombres y 50.000 fueron condenados por "fornicación" entre personas del mismo sexo. En estas condiciones, los hombres homosexuales vivían con el miedo constante a ser descubiertos, perseguidos y castigados, mientras que las mujeres lesbianas se escondían en "amistades" o en las llamadas "Josefsehen" y renunciaban a la sexualidad. Las personas transexuales e intersexuales permanecían invisibles y vivían recluidas, ya que no había lugares de encuentro ni apoyo para ellas.
En los años 80 estalló la epidemia de sida, que provocó prejuicios sociales entre mucha gente. Gays y bisexuales fueron vistos como un peligro y marginados, lo que para muchos supuso la pérdida de trabajo, vivienda y relaciones sociales. Se temía la represión social y el contagio personal, así como el duelo por los amigos que habían muerto de SIDA. Sin embargo, en esta situación de amenaza existencial, surgió una red nacional de centros de ayuda contra el SIDA, apoyada por una inteligente política estatal de prevención. Desde entonces, numerosos voluntarios se dedican a apoyar a los seropositivos y enfermos de SIDA y a proporcionar información a grupos especiales y al público en general. El objetivo es sustituir la discriminación y la marginación por la educación y la prevención.
El artículo 175 del Código Penal alemán, endurecido por los nacionalsocialistas, no se abolió definitivamente en la República Federal de Alemania hasta 1994. Desde entonces, los actos homosexuales entre hombres ya no son punibles. En 2002, el Bundestag alemán pidió perdón a los homosexuales perseguidos, torturados y encarcelados durante el régimen nazi. Todas las sentencias de este periodo fueron anuladas. En junio de 2017, el Bundestag aprobó una ley que también anulaba las aproximadamente 64.000 sentencias del periodo de posguerra y concedía a las víctimas de la justicia una compensación económica de una cantidad global de 3.000 euros por persona y 1.500 euros por cada año o parte de año pasado en prisión. Sin embargo, los hombres investigados pero no condenados no fueron indemnizados. Tampoco se tuvo en cuenta a las mujeres lesbianas, ya que no se les aplicó el artículo 175 del Código Penal y, por tanto, no fueron procesadas. Sin embargo, sufrieron marginación social, hostilidad homófoba y violencia verbal y física con efectos negativos en su biografía personal y profesional.
La "Ley sobre la introducción del derecho al matrimonio para las personas del mismo sexo", que entró en vigor el 1 de octubre de 2017, lleva a una amplia igualdad jurídica entre las parejas del mismo sexo y las parejas heterosexuales. Esta igualdad también hace posible que las parejas del mismo sexo adopten niños juntas. Aunque la ley se considera un hito y pone fin al trato desigual del Estado a las parejas del mismo sexo, no se han eliminado todos los obstáculos, especialmente para las parejas femeninas que desean tener hijos. Todavía está pendiente una reforma de la ley de filiación, de modo que sigue siendo necesaria la adopción de hijastros para que ambas mujeres sean legalmente progenitoras en pie de igualdad. Incluso antes de la introducción del "matrimonio para todos", muchas parejas del mismo sexo ya convivían con niños. Estudios realizados en todo el mundo han demostrado que los niños de estas llamadas "familias arco iris" se desarrollan igual de bien que los hijos de padres heterosexuales.
La Ley de Autodeterminación, que entró en vigor en Alemania el 1 de enero de 2024, supone un importante avance para los derechos de las personas trans*, inter* y no binarias. Simplifica el reconocimiento legal de la identidad de género y es un paso decisivo contra la discriminación. Antes de esta ley, cambiar la inscripción del sexo en el registro civil era un proceso arduo que a menudo requería dos evaluaciones psiquiátricas y resultaba traumático para muchos de los afectados. Ahora, la SBGG permite cambiar la inscripción del sexo mediante una simple declaración en el registro civil, sin necesidad de informes médicos ni operaciones. Esta ley refuerza la autodeterminación y promueve la aceptación social de la diversidad de género. No obstante, sigue habiendo retos: Las personas trans*, inter* y no binarias siguen sufriendo discriminación y marginación, lo que demuestra que aún queda mucho por hacer para combatir la transfobia y lograr una verdadera inclusión.
¿Sabía que el 97% de los centros de atención residencial no pueden ofrecer normas de calidad en el trato con personas del mismo sexo? Este dato es preocupante y pone de relieve la necesidad de un cambio. Por desgracia, muchas personas LGBTIQ ocultan su sexualidad e identidad por miedo a la discriminación y la marginación, mientras que las personas inter* suelen temer la discriminación por su físico. Es nuestra responsabilidad crear un entorno en el que todas las personas estén seguras y sean aceptadas, independientemente de su sexualidad o identidad.
Un ejemplo positivo es el "Lebensort Vielfalt" de Berlín.
Para que los cuidadores puedan actuar con éxito, es muy importante que acepten sus propias ideas sobre la vida, valores y normas, su propia identidad sexual y de género y su propio bagaje cultural. Esta autorreflexión permite a los cuidadores diferenciar su perspectiva de la de la persona a la que cuidan y desarrollar una comprensión empática de sus pensamientos, sentimientos y acciones. Esto permite a los cuidadores responder con sensibilidad a la situación de la persona necesitada de cuidados y actuar en el mejor interés del paciente.
El trabajo biográfico es un método importante para que los cuidadores comprendan la realidad de la vida de las personas necesitadas de cuidados. Consiste en examinar la historia personal de la persona para sacar conclusiones sobre las costumbres, tradiciones y culturas del entorno respectivo y su influencia en la salud y la enfermedad. De este modo, se puede comprender mejor a las personas necesitadas de cuidados y adaptar las medidas asistenciales a sus necesidades individuales. Los símbolos, libros o imágenes de la habitación del paciente también pueden dar pistas sobre la realidad de su vida. Al observar el comportamiento, hay que tener en cuenta que las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales pueden mostrar un comportamiento flexible en cuanto al género que los cuidadores podrían malinterpretar como "afectado" o "afeminado". Es importante desarrollar una comprensión de estos comportamientos para tratar adecuadamente las expresiones de dolor y responder a las necesidades individuales de quienes necesitan cuidados.
Las personas transexuales e intersexuales suelen tener dificultades para encontrar información fácilmente accesible sobre su situación vital. Faltan servicios de apoyo durante el proceso de transición (paso) de las personas transexuales o durante el autodescubrimiento de su propia intersexualidad. Hay muy pocas referencias a clínicas especializadas y muy poca información sobre cómo afrontar los cambios psicológicos y físicos. Los cuidadores deben incorporar los conocimientos de las personas transexuales e intersexuales a sus cuidados. Los problemas de atención deben discutirse conjuntamente para encontrar buenas soluciones. Es importante informarse sobre la terapia hormonal de por vida a la que se someten muchas personas transexuales. Además, en el futuro habrá más personas transexuales que no se hayan sometido a cirugía de reasignación de sexo tras el cambio de nombre y estado civil. Por eso es importante utilizar los pronombres correctos (ella/él, ella/ellos) y aceptarlos en su género, sobre todo cuando se trata de cuidados íntimos. Esto también se aplica a las personas intersexuales, que pueden tener características sexuales externas tanto masculinas como femeninas.
En los hospitales y centros asistenciales, los familiares de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBTIQ) no suelen ser reconocidos, ya que la atención del personal asistencial se centra principalmente en las relaciones familiares tradicionales. Sin embargo, las personas LGBTIQ suelen formar parte de comunidades queer alternativas que constituyen una especie de familia sustituta. Es importante comprender que estas comunidades tienen una naturaleza de apoyo similar a la de la familia tradicional. Muchas personas LGBTIQ mantienen relaciones estrechas con su "familia de elección", que forma parte natural de sus vidas. Por ejemplo, si los cuidadores ven a la pareja de una mujer lesbiana como una buena amiga o vecina, se ven privados de información importante sobre la persona a la que cuidan. Sin embargo, si la reconocen como compañera de vida, los cuidadores pueden obtener información valiosa sobre las necesidades de la persona a la que cuidan.
A la hora de prestar apoyo durante las fases difíciles de la vida, es especialmente importante comprender la situación vital real de la persona que necesita cuidados. Si, por ejemplo, no se reconoce a la cabecera de la cama a la pareja de una mujer lesbiana o a la pareja de un hombre gay, puede resultar difícil prestar el apoyo adecuado. El papel de la enfermería es permitir que las personas que necesitan cuidados expresen su dolor y su duelo por la pérdida de un ser querido y encuentren la manera de afrontarlo. Morir, la muerte y el duelo tienen un significado especial para las personas mayores LGBTIQ debido a la crisis del SIDA en la década de 1980. En aquella época, muchos tuvieron que ser testigos de cómo muchos amigos y conocidos gays, incluidos los más jóvenes, morían en muy poco tiempo. A la hora de proporcionar cuidados al final de la vida a las personas LGBTIQ, es muy importante tener en cuenta las experiencias traumáticas vividas durante la crisis del sida y conectar los miedos y preocupaciones de las personas necesitadas de cuidados y sus familiares durante el proceso de la muerte con estas experiencias para permitirles despedirse y morir con dignidad.
Las medidas asistenciales, las estancias en el hospital y los exámenes pueden desencadenar estrés y volver a traumatizar a las personas LGBTIQ debido a experiencias traumáticas anteriores. Incluso ser tocado puede provocar reacciones emocionales negativas. Para contrarrestar estos sentimientos de dependencia o impotencia, es importante utilizar el tacto de forma consciente y sensible.
Una actitud abierta y tolerante hacia la diversidad de las personas puede demostrarse en diversos ámbitos, como hospitales o centros de atención a personas mayores. Una posibilidad es exhibir la bandera arco iris en la zona de entrada, que representa la aceptación y el respeto de todas las personas, independientemente de su estilo de vida, origen, religión u orientación sexual. Esto envía una señal a favor de una cultura empresarial abierta y pacífica. La base jurídica para ello la proporciona la Ley General de Igualdad de Trato (AGG), que prohíbe la discriminación por diversas características, como la identidad sexual o de género, y protege a las personas frente a ella.