Cuando recibí la llamada del médico y las palabras "Su marido ha salido de terapia" sonaron en el auricular, supe que estaba a punto de comenzar un nuevo capítulo de nuestra larga historia juntos. Thomas, mi compañero y marido, pronto volvería a casa. No con la tranquilidad de antaño, sino con el peso de la imparable progresión de su enfermedad de esclerosis múltiple. En ese momento, nuestra casa de Altona, llena de luces navideñas e innumerables recuerdos, se sintió un poco más pequeña. Sabía que había llegado el momento de hacer sitio para una cama de cuidados. Así que empecé a quitar nuestros ocho árboles de Navidad.
Navidad en enero: Nuestro pequeño mundo
¿Por qué Navidad en enero? Bueno, es nuestra forma de alejarnos un poco del mundo exterior y centrarnos en nuestro pequeño y brillante mundo. Nuestra casa se ilumina todo el año, y especialmente en enero queríamos llenar la oscuridad de luces y alegría. Recordamos tiempos mejores con maquetas de locomotoras de vapor y árboles de Navidad decorados festivamente. El árbol blanco de plástico del antiguo bufete de Thomas ocupa un lugar de honor en nuestra casa. "Traemos todo lo que vivíamos fuera", suelo decir a nuestros visitantes mientras les ofrezco té y pan de especias.
Nuestra rutina diaria: en los buenos y en los malos tiempos
Cuidar de un ser querido no es sólo una serie de tareas; es una serie de momentos íntimos que exponen la esencia de nuestra relación. Thomas tiene cada vez más momentos que le despiertan del sueño. A veces supuestamente se ha comprado un coche, otras veces se ve en un destino de vacaciones exótico. En momentos así, le cojo de la mano y le digo: "Lo haremos, pero más tarde". Es como un juego en el que ambos conocemos las reglas pero los resultados son inciertos.
Intimidad en los cuidados: nuestros momentos especiales
Dedicamos mucho tiempo a la higiene personal. Podría pensarse que estos momentos son una carga, pero para nosotros es exactamente lo contrario. Tenemos nuestra rutina: le lavo con cuidado, siento el calor de su piel bajo mis manos y recuerdo los muchos años que nos separan. Es un momento tranquilo, respetuoso y muy íntimo que ambos apreciamos. Es nuestra forma de decir "te quiero" sin palabras. Estos momentos de cariño pueden durar a veces hasta tres horas, pero para nosotros es tiempo que invertimos con gusto. Son los momentos que cuentan, los momentos de intimidad que de otro modo no tendríamos.
La despedida que no es una despedida
Sabemos que la enfermedad de Thomas progresa, que existen riesgos e incertidumbres. Desde calambres musculares hasta complicaciones más graves, como un infarto de miocardio o un derrame cerebral: la conciencia de ello está siempre presente. Pero en medio de estas incertidumbres, encontramos nuestro refugio: nuestro amor y nuestro hogar. No importa lo que nos depare el futuro, una cosa es segura: estaré con él, y él conmigo, en mente y corazón, hasta mi último aliento.
Y así vivimos nuestras vidas, uno al lado del otro, con la paz y el consuelo que sólo el amor verdadero puede aportar.
Porque cuando el amor es real, es la luz que brilla incluso en la noche más oscura.